Ángel Tristán Pimienta
[La Provincia, 28 de octubre de 2006]
Muy pocos borrachos admiten serlo. “¿Borracho yo? tururú”, dice la canción de Los Brincos. Más filosófico, Calderón de la Barca empleaba a Segismundo encadenado en ´La vida es sueño´ para asegurar aquello de que todos sueñan lo que son “aunque ninguno lo entiende”. Un racista muy pocas veces admitirá que lo es; ningún xenófobo se reconoce en el espejo. Estas definiciones de diccionario se encubren con los matices y las motivaciones: “no lo hacemos por ser negros, es que ya somos muchos”, “no tenemos nada en contra de los suramericanos, es que ya no cabemos”, “es que ya estamos al borde de la capacidad de carga”, aseguran algunos preocupados teóricos. ¿ De carga de qué?, ¿de bloques del 20?, ¿de viaductos, autovías, rotondas, túneles y circunvalaciones?, ¿de coches?, ¿de cargos públicos?, ¿de móviles con cargo al Presupuesto? Ah, no. De carga poblacional. de gente, vamos. Que hay mucha gente.
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