Jueves, 28 de Septiembre de 2006

Promoción y actuación, contra la cultura del volador

Josechu Pérez Niz

Reflexionaba Luis Arencibia la semana pasada en este blog sobre el sinsentido de las ya tradicionales campañas dedicadas a promocionar determinados comportamientos. Se centró en los coches, en los anuncios de la Dirección General de Tráfico o en los que en Arrecife se centraron en la Medular. Coincido con él en que, por regla general, estas campañas resultan un brindis al sol, fotografías y atención mediática mediante, y que en buena medida, interpreté, esas promociones son más un fin en sí mismas que un medio que fomente un cambio.

Hace tres días iba en bicicleta por la playa de El Reducto. Se estaba disputando un torneo de voley playa. Vidilla y buen rollo detecté. Hoy, tres días después, los postes y la red de voley ya no existen. ¿Podría identificarse la celebración del torneo como una promoción que llevaría implícito el haz deporte en la naturaleza que yo te pongo los medios imprescindibles (esto último en boca del Ayuntamiento de Arrecife o el Cabildo de Lanzarote)? Yo lo entiendo así. Y por tanto, no alcanzo a entender qué causas pueden haber provocado la desaparición de los postes y la red. Desconozco si los participantes en ese torneo le han planteado al concejal de Deportes, Luis Morales, que instale permanentemente esa red en El Reducto. Si no lo han hecho, también me parece incomprensible.

Entre tanta denuncia de El Voyeur con relación a lo cochinitos que somos con nuestros chicles, chicles tiñosa, chicles en La Plazuela, el sesudo Consistorio de turno emprenderá un día de estos una campaña para que no tiremos los chicles al suelo. La medida estrella será un anuncio televisivo donde claramente se expondrá el antes y el después de las aceras municipales, esto es, cuando estaban impolutas recién inauguradas, con la imagen contrapuesta de hoy, con mil manchones negros, huella visible del chicle que boté ayer porque me dio la gana. A todas éstas, y con ganas de escurrir el bulto, el ciudadano que vea el mensaje en la tele comentará lo bonito que quedó el anuncio, pero podría comentar también que echa en falta una mayor presencia de papeleras por toda la ciudad.

Volvamos al deporte y a los barrios capitalinos. En 1999, se emprendió una campaña promocional desde la concejalía de Deportes del Consistorio capitalino: “Juega en tu barrio”. Una magnífica idea, oye. Se disponían provisionalmente, fuera en Valterra, Tinasoria o San Francisco Javier, las instalaciones pertinentes para eso, para practicar deporte en pleno barrio. El éxito del proyecto, bien de chinijos que participaron, me hizo confiar, un poco ingenuo que soy ciertamente, en que este proyecto promocional tendría su continuidad: la habilitación de espacios mínimos estables para la práctiva deportiva en cada barrio arrecifeño. Fue en 1999, y los chiquillos, que son sabios, al recordar el “Juega en tu barrio”, modificaron el nombre del proyecto: “Juega en tu barrio… una vez al año”.

Hace dos veranos que también Arrecife llevó a cabo una campaña de promoción de uso del centro capitalino: “Vive Arrecife”, era el nombrete de marketing. Durante un fin de semana, mil juegos, actividades de ocio, espectáculos culturales y un largo etcétera inundaron la plaza de San Ginés y alrededores, Plazuela incluida. Curado de espanto, escribí en Diario de Lanzarote que esa iba a ser flor de un día. Y tanto. Dos veranos después todavía se espera una acción decidida del empresariado del centro y el Ayuntamiento para dinamizar la arteria principal arrecifeña en los días en que se dispone de mayor tiempo libre. Dos veranos después, cada sábado, a eso de las 14.30 de la tarde, se escenifica la ciudad del Oeste de Arrecife, donde algún despistado transita por todo ese centro abandonado hasta las ocho de la mañana del lunes.

Arencibia tiene más razón que un santo. Los ejemplos expuestos, hay muchos más, evidencian que, efectivamente, las campañas parecen el correlato a la escasez de ideas que muestra la cocotera dirigente. Es que no saben para qué hacen las campañas, lo único que conocen es su coste económico y una aproximación del número de fotos en las que aparecerán cortando la cinta de la promoción de turno. Igualito que los voladores de San Ginés.